Fundada por un conde, ha logrado maridar la personalidad del suelo argentino con el savoir faire francés. Ejemplares de alta gama y gastronomía de primer nivel son los pilares de sus propuesta.
Quizás la bodega Alta Vista tenga un galardón que pocas o ninguna puede lucir: fue fundada por un conde. Sí, concretamente por Patrick d’Aulan, quien además es heredero de más de 250 años de tradición familiar vitivinícola.
En los años noventa, movido por su entusiasmo y espíritu emprendedor, decidió recorrer la Cordillera de los Andes, con un único fin: encontrar un terroir excepcional para la producción de vino, que pueda combinar la personalidad del suelo argentino con el savoir faire francés. Así nació Alta Vista, bodega que descansa en Chacras de Coria, Mendoza, con la Cordillera como confidente.

La magia del terroir
Para algún desprevenido, vale destacar que la palabra terroir, que obviamente proviene del francés, es un concepto que engloba la interacción entre las plantas, el suelo y el subsuelo, los microclimas, la incidencia del riego con agua de deshielo, el sol y el factor humano. Todo esto, claro, influye en las características propias de la variedad de uva para imprimir su carácter al vino.
En el caso de Alta Vista, sus vinos son la expresión más fiel de su origen, todo gracias a las prácticas de Terroir Management, mediante la cual se articulan los trabajos en viñedo con los procesos en bodega.
En concreto, un 70% de su superficie está plantada con uvas Malbec y más de la mitad de las vides supera los 80 años de antigüedad. Así, logran una producción balanceada, que garantiza la calidad de sus ejemplares.
La bodega, una reliquia
Ubicada en el corazón de Chacras de Coria, en una de las partes más bellas de Mendonza, la bodega fue construida en 1890 y hasta es patrimonio histórico de la provincia. Fue puntualmente en 1998, cuando el Conde Patrick d’Aulan junto a su familia dieron inicio al proyecto y comenzaron su restauración.
En sus cavas subterráneas, parte fundamental de la construcción original de la bodega, conservan más de 1.000 barricas, 100% de roble francés, donde se realiza la crianza de sus vinos.
Sin perder su identidad y patrimonio, en Alta Vista primó la investigación y la innovación. Así, la tecnología aplicada al vino está presente en todos los procesos e integrada a las necesidades y etapas de producción.

Una visita imperdible
La buena noticia es que la bodega se encuentra abierta al público para que el público en general pueda realizar visitas guiadas con degustaciones de las líneas más sobresalientes de la bodega.
Pero no solo eso, sino que también ofrece una experiencia gastronómica única en el restaurante Assemblage, que consta de siete pasos. ¿Un bonus track? Pasar un día en La Campiña, que incluye un menú simple y elegante, el cual respeta los productos locales, para disfrutar en los jardines de la bodega.
Para pasar en limpio, Alta Vista abre de lunes a lunes, de 9 a 18 horas. ¿Dónde? En Alzaga 3972, Chacras de Coria, Mendoza. Para coordinar la visita, es necesario contactarse al 0261-4961989 o bien a [email protected].