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El guardián del Monte Nativo

A seis kilómetros del centro de Villa de Merlo, en un sector conocido como Piedra Blanca, los turistas podrán conocer un imponente y abrazador algarrobo blanco de 1200 años conocido como “Algarrobo Abuelo”. 


Alrededor de este increíble árbol se funde la historia de los primeros habitantes de la colonización española, la marcha de las tropas patrias y el cobijo folklórico de las familias del siglo pasado, sobre un entorno en el que se pueden encontrar talas, chañares y espinillos, entre otras especies nativas.

En forma particular y en excursiones guiadas, a través de una calle asfaltada, los viajeros irrumpen en el paisaje característico puntano para toparse con el “Algarrobo Abuelo”, que está protegido por una Ley Provincial como Patrimonio Cultural de la Provincia y es reconocido como árbol símbolo de la Provincia de San Luis.

El poeta, Antonio Esteban Agüero, integrante de la familia que habitó el sector por más de dos siglos, dejó para la posteridad un poema de significativa importancia, titulado “Cantata del Abuelo Algarrobo”, en el que narra la relación de este árbol histórico con las diversas poblaciones que se relacionaron con él, desde una cosmovisión en la que la existencia humana y el entorno natural comparten horizontes.

Para los pueblos comechingones que habitaron en la zona de influencia del Cacique Yungulo, este algarrobo milenario fue una posta de referencia. Historiadores coinciden en que también lo fue para los llaneros de Facundo Quiroga, el marqués de Sobremonte, el general José María Paz, el general Juan Esteban Pedernera, el coronel Juan Pascual Pringles y Ángel Vicente “Chacho” Peñaloza. Desde este algarrobo, cuenta la historia y lo valida un mármol, partió el primer contingente de Piedra Blanca, con mulas y pertrechos, para el Ejército del Libertador Don José de San Martín.

En torno a él, perviven en la actualidad vestigios de “conanas”: morteros de piedra poco profundos y de diversos tamaños, cuyas ubicaciones en torno de los planetas se cree que indicaban las estaciones del año a los primeros pobladores. Esa referencia era de significativa importancia, al tratarse este paraje de una zona de cultivo.

Cierta vida social vinculada al rescate folklórico se da cita en la actualidad. Senderos marcados permiten recorrer el lugar de manera particular, aunque se recomienda también recurrir a excursiones guiadas que permitan hilar lo que se observa con las referencias históricas que narran los contextos que dimensionan el valor patrimonial.

Como lo fue con aquellos pobladores originarios y las tropas de antaño, para quienes arriban por Villa de Merlo, año tras año, la visita representa una postal ineludible: un refugio donde las historias se conjugan armoniosamente con la naturaleza.

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