En Esquel, Patagonia Argentina, y a sólo 2 km del centro de la ciudad, se encuentra el museo Olgbrun, un puente cultural que expone el vasto patrimonio lituano. Es resultado del comprometido y dedicado trabajo de recopilación, recolección y estudio del matrimonio conformado por Olga Ipólito y Bruno Lukosevicius. Actualmente se yergue como un reducto que pone en valor la historia de los inmigrantes procedentes de este país báltico.
A través de visitas guiadas por las tres salas de exposición que ahondan sobre la historia, costumbres y experiencias de los inmigrantes, además de una sala dedicada a las ciencias naturales y otra que exhibe antigüedades y pertenencias donadas de lituanos y descendientes, se enaltecen los rasgos identitarios de esta colectividad. El museo ha recibido mucha atención y reconocimientos, tanto nacionales como del país europeo, destacándose como el único en su tipo en Sudamérica, por la importancia y puesta en valor de la historia lituana en Argentina.
Consta de cinco salas en total, pero son las tres primeras que están dedicadas exclusivamente a la historia lituana y las experiencias de los inmigrantes que arribaron a Argentina y, en especial, al territorio chubutense, desde el año 1887. Un portal en el tiempo y el espacio.
PRIMERA SALA. EL PAPEL: DE SOPORTE COMUNICACIONAL A TESTIMONIO DE UNA ÉPOCA.
La riqueza patrimonial del museo es ecléctica, variados elementos, artesanías y documentos exponen una de las etapas especialmente heteróclitas en la historia nacional: el arribo de las grandes masas de inmigrantes. En especial, aquí se expone sobre la lituana, pero también incluye otras inmigraciones de Rusia, Alemania y Polonia, no sólo radicados en Argentina sino en países limítrofes. Esta sala expone uno de los principales atractivos: los objetos, mobiliario y maquinarias que desde principios del siglo XX se emplearon en la edición del primer seminario lituano en la ciudad de Buenos Aires, BALSAS. La maquinaria Minerva de impresión, donada por los padres del cónsul lituano en Buenos Aires, hoy sigue cumpliendo con su función y permite que los visitantes impriman sus tarjetas de visita.
Originalmente, estas ediciones oficiaban como un profuso medio de comunicación para muchos inmigrantes que, sin saber español, podían estar al tanto de los acontecimientos relevantes en el idioma lituano. Cuando Olga y Bruno deciden adquirir el profuso conjunto de bienes de la antigua editorial, se contaban, además del mobiliario y maquinarias, con la riqueza de documentos, 2000 libros y 10000 fotografías que se erigen como uno de los elementos de mayor importancia y atractividad en el museo, y que enarbolan el punto de partida para poder conocer el contexto que reflejan a través de las charlas que se suscitan durante las visitas guiadas.
SEGUNDA Y TERCERA SALA: PASADO Y PRESENTE; UN PUENTE ENTRE DOS CONTINENTES
Olga realizó durante diez años un consciente, profundo y dedicado trabajo de investigación sobre la historia lituana y el acontecer de muchos de los inmigrantes de allí que eligieron el suelo argentino como su nuevo hogar. Por este motivo, encabezó la conformación de la colectividad lituana-esquelense, hecho que quedó intrínsecamente ligado a la inauguración del museo.
La segunda sala se reviste con un halo de referencias históricas que mutan entre las vivencias de los inmigrantes lituanos en general y la propia historia de los dueños del museo, pues Bruno es el descendiente directo, hijo de lituanos. Durante los viajes al viejo continente, realizaron un gran trabajo de registro e investigación, donde supieron recopilar información, tocando puerta a puerta, que dispusieron lazos con otros familiares. Allí, por ejemplo, pudieron confirmar que uno de los editores de BALSAS era el tío de Bruno, sólo que aquí se lo conoció por otro nombre, ya que había abandonado su patria perseguido, como cuenta Olga, producto de la guerra.
En la tercera sala se adentran en la historia de los lituanos que arribaron a la comarca y así se da cierre al interesante recorrido que atraviesa más de un siglo de historia uniendo dos continentes, ahondando en la realidad de los inmigrantes tanto en Argentina y otros países, como en suelo esquelense. Fruto de la riqueza del patrimonio y bienes conservados y expuestos en el museo, además del acompañamiento recibido desde su gestación por autoridades de Lituania en el país, se enviaron investigadores y otros profesionales que tuvieron la labor de digitalizar los documentos. Además, se realizaron documentales y entrevistas que fueron difundidos en Europa. Esto no sólo enaltece el valor del proyecto en sí, sino que expresa su relevancia en el plano cultural, tanto en el panorama nacional como el lituano, en Europa.
DOS SALAS MÁS…
El museo cuenta con dos salas más: una de ciencias naturales donde se puede admirar una rica colección en paleontología, mineralogía, malacología, entomología y una biblioteca en Ciencias Naturales y Patagónica. El quinto salón llamado “Recuerdos de Esquel”, contiene periódicos esquelenses y recuerdos de los inmigrantes en esta ciudad.
El Museo Lituano Olgbrun se alza como una institución cultural de gran importancia en la ciudad de Esquel, que ha mantenido vivas las tradiciones y la cultura de la comunidad lituana. Por más de 20 años se ha erigido como una especie de faro que custodia la identidad y el patrimonio cultural de esa comunidad en la región; un portal tempo-espacial que permite a los visitantes indagar, conocer y reconstruir, a partir de la comunidad lituana, una parte de la historia nacional a través de las diversas fuentes, documentos, mobiliario, artesanías, maquinarias, instrumentos y de las visitas guiadas que, desde el corazón de la familia Lukosevicius, se abre ante todo aquel que desee indagar en él y revelar las historias en ellos contenidas.