La provincia del litoral se erige como un destino ideal para escaparse por un fin de semana del ruido de la ciudad para dejarse abrazar por la inmensidad de su naturaleza y la riqueza de su historia. Conocé cuáles son sus propuestas.
¿Cuántas veces decimos que necesitamos un respiro? Cambiar de aire. Escaparnos para volver renovados. Salir del ruido de la rutina para dejarnos abrazar por la inmensidad de la naturaleza y esa adrenalina que nace cuando descubrimos un lugar nuevo.
A poco más de 300 kilómetros (léase un viaje de solo cuatro horas) está la llave que abre un mundo de sensaciones. Esa llave mágica se llama Entre Ríos, una provincia cargada de historia, pero también de propuestas que invitan a salir de la monotonía y vivir un fin de semana distinto. Disruptivo. Renovador.
El calor de las termas
Pensar en termas es pensar en Entre Ríos. Y por supuesto que las opciones abundan a lo largo de toda la provincia. Quizás una parada ineludible sea Federación, cuyas termas están catalogadas como las más importantes de América del Sur y que cuenta con aguas que superan los 40°. Para los más chicos, ofrecen toboganes de más de 20 metros de altura y un parque acuático en el que se simula el movimiento de las olas.
Para quienes busquen más tranquilidad, el destino obligado, como no podía ser de otra manera, es la ciudad de La Paz. Allí se encuentra el complejo termal homónimo, que se extiende en un predio que supera las 10 hectáreas. Con 11 piletas que varían en su temperatura y profundidad, regala una postal preciosa del río Paraná y sus islas.
¿Una última opción? Claro: las termas de Concepción del Uruguay, que destaca con 10 piletas entre las cuales ofrece aguas termales mineralizadas y saladas, de entre los 37°C y 42°C. Pero para que el relax sea completo, el complejo abre sus puertas para disfrutar de un día de spa, con baño finlandés, ducha escocesa, sauna y hasta un área con fines estéticos y terapéuticos.
Un poco de historia
Claro que la provincia no es solo termas: hay mucha historia en su bagaje, sobre todo muy vinculada a la herencia alemana, que aún perdura como una fuerte semilla que tejió sus raíces en el suelo entrerriano. De hecho, el conjunto de Aldeas Alemanas, ese que se dibuja a la perfección entre Paraná, Crespo y Diamante, permite conocer esta historia en primera persona.
Fueron familias inmigrantes alemanas las que decidieron buscar nuevos rumbos a fines del siglo XVIII, encontrando su lugar en el mundo en los generosos terrenos del Departamento Diamante, para luego diseminarse por todo el territorio provincial.
El itinerario se compone de diversos puntos clave, los cuales perfectamente pueden ser recorridos en dos días, dadas las cortas distancias que los separan. A tomar nota: Aldea Protestante, Aldea San Francisco, Pueblo Alvear, Aldea Valle María, Aldea Spatzenckutter y Aldea Salto. A la arquitectura y costumbres que aún perduran, se suma la gastronomía alemana que hace honor a sus antepasados.
Alcemos las copas
Argentina es tierra del buen vino y Entre Ríos no escapa a esta afirmación. Y por eso, para quienes busquen opciones de enotursimo dentro de la provincia, también las encontrarán. Vale recordar que el cultivo de la vid en la provincia no es algo nuevo y se remonta a 1857, con el desembarco de los primeros inmigrantes franceses, suizos y piamonteses.
Hoy, Los Aromitos emerge como un emprendimiento familiar que busca revivir la vitivinicultura entrerriana, con una propuesta más que tentadora: el reencuentro con los colores, sabores y texturas propias de su paisaje.
Emplazado en las cercanías del río Paraná y junto a un entorno natural inmejorable, provee una vista panorámica inigualable que hace del lugar un sitio que invita a disfrutar. Ubicado en Colonia Ensayo, espera con grandes varietales de Tannat, Merlot, Syrah y Malbec.
Por Christian Ali Bravo.
Fotos: Turismo Entre Ríos