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Faros de la Ruta Azul: una manera distinta de recorrer la Patagonia argentina

A lo largo de la siempre sorprendente Ruta Azul, que se extiende entre Comodoro y Rawson, hay un total de 9 faros. Cada uno guarda su historia y su particularidad, e invitan a ser visitados. 

Desde tiempos inmemoriales, los faros fueron pensados como una estructura funcional y necesaria para guiar a los barcos, representando orientación, seguridad y, por qué no, esperanza. Podría decirse que son paradigmas de guía hacia el camino seguro, como una forma de encontrar el camino en medio de la incertidumbre e inmensidad del mar.

Una historia plagada de faros

Para dimensionar la importancia y trascendencia de los faros, alcanza un dato: solo en la Patagonia existen 62 faros, los cuales están bajo el mantenimiento del Servicio de Hidrografía Naval de Argentina. Sin embargo, hay otros que no están activos, pero guardan un valor histórico y arquitectónico inconmensurable. 

Por citar un ejemplo, en la costa de Chubut se erigen faros emblemáticos, cada uno con su propia historia y particularidad. Y específicamente en la Ruta Azul, que se extiende desde Comodoro Rivadavia hasta Rawson con un total de 450 kilómetros, es posible toparse con 9 de estos centinelas de la historia.

Una ruta iluminada por faros

Yendo desde Comodoro Rivadavia a Rawson, estos son los faros que esperan a lo largo de la Ruta Azul: 

San José: es un faro testigo del tiempo, un punto de partida clave para explorar la rica historia de la costa chubutense. 

San Jorge: fue en 1925 cuando este faro comenzó a iluminar la costa cerca de Comodoro Rivadavia. Y desde allí nunca apagó su luz.

Isla Rasa: este faro se erige en un paisaje que parece extenderse hasta el infinito, dando la sensación de que uno puede tocar el horizonte.

Cabo Aristizábal: más adelante en el camino, el Faro Cabo Aristizábal se levanta en medio de un entorno agreste y aislado, pero rodeado de una naturaleza imponente. 

Isla Leones: podría decirse que más que un faro, es un museo gigante de la historia del lugar. Con su particular forma, no solo ofrece vistas extraordinarias sino que también se puede visitar a través de una salida náutica.

San Gregorio: el Faro San Gregorio, que reemplazó al Faro Isla Leones en 1968, lleva consigo la historia de su predecesor. Si bien es más moderno, no ha perdido su esencia. 

Cabo Raso: este faro está emplazado en un remanso de tranquilidad, allí donde el mar y la tierra se encuentran en perfecta armonía, y donde se puede escuchar el sonido del mar sin interrupciones.

Chubut: llegando a Rawson, el Faro Chubut, se levanta como un guardián del puerto. A pesar de estar más cerca de la civilización, mantiene su papel esencial en la navegación. 

Punta Lobos: este faro marca el final del camino, el lugar donde la tierra se encuentra con el mar, y justamente allí donde cada viaje tiene su conclusión y por ende, un nuevo comienzo.

Por Christian Ali Bravo.

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