Con sus puertas abiertas desde 2013, este proyecto familiar pionero en el país ofrece una estadía distinta: comidas 100% veganas y actividades para cuidar cuerpo y alma, en un paisaje de ensueño en San Luis.
“En realidad, siempre fue una hostería con comida vegana, pero decidimos que se llamara vegetariana porque en el momento en que abrimos las puertas, no todas las personas conocían el término vegano”. Quien comparte este pequeño secreto es Gabriela, alma mater de este proyecto familiar junto a su compañero de ruta Manu. Hoy, su sueño es toda una realidad, ni más ni menos que en la siempre mágica Villa de Merlo, en San Luis: esta es la historia de Hostería Vegetariana.
Un cambio rotundo
“Nosotros comenzamos a nuestros 18 años a ser activistas en lo que respecta al veganismo. Y dado que los padres de Manu son de Piedras Blancas, aquí en San Luis, veníamos muy seguido a pasear. Hasta que un día nos quisimos quedar a vivir, para también ser coherentes con nuestro estilo de vida. Así que nos instalamos y comenzamos a brindar cursos de cocina, de activismo vegano, de alimentación”, rememora Gabriela, oriunda de Santa Fe, en lo que todavía era una etapa muy embrionaria del proyecto.
Y así como la necesidad es madre de todas las ideas, Gabriela cuenta que cuando solían estar de visita en Merlo “no había lugar para comer acorde a nuestro estilo de vida”. Por supuesto que no fue un camino fácil: “Hubieron muchos obstáculo. Una fue la construcción, ya que queríamos todo autosustentable, de adobe. Y fue muy difícil coordinar todo tal cual nosotros lo queríamos”.
Pero lo cierto es que la movida fue creciendo, expandiéndose y así llegó el momento en el que pudieron construir. Sí, darle vida a la hostería, pero siempre con la esencia del proyecto y las bases bien claras y definidas: “Toda la hostería es autosustentable. Funciona con energía solar y energía eólica. Está hecha con paredes de adobe, techos vivos, tenemos compost. Es lo más orgánica y sustentable posible”, reconoce Gabriela.
Pioneros en el país
Hoy, la Hostería Vegetariana se constituye de seis Eco-Aparts equipados para 2 y 3 personas, todos con una espectacular vista panorámica del valle y las sierras. En sí, cada unidad cuenta con un dormitorio, baño completo, kitchenette con espacio para comer y un pintoresco balcón cubierto, con mesa y bancos, desde donde se observa todo el esplendor de unos atardeceres inigualables.
Pero además de recibir huéspedes, también comenzaron a dar retiros del tipo détox, de yoga, de meditación, de alimentación consciente, entre otros.
“Somos pioneros, ya que no hay otro lugar en el país con estos principios. Todo una conducta coherente con nuestra forma de ser, con lo que creemos, con especial foco en una alimentación sin crueldad, sin matar a ningún animal”, afirma Gabriela.
Y agrega: “Las personas que nos visitan quedan asombradas y encantadas con poder visitar un lugar con estos principios. Porque además ofrecemos diariamente clases de yoga, comida 100% vegana… Y por supuesto, nadie puede cocinar carne acá, está prohibida la entrada de animales muertos para cocinarlos, es un lugar sagrado”.
Un estilo de vida
“Ser vegano es un estilo de vida maravilloso, no tiene ninguna contra. No hay ninguna crueldad… Los animales no vinieron a este mundo para ser comida. No es necesario comer carne. Gracias al veganismo, no sufre nadie. Y es posible tener una alimentación sin crueldad. Además no se contamina el medioambiente”, afirma Gabriela.
Para cerrar, la precursora de este lugar único en el país, se muestra muy agradecida: “Soy una bendecida. Me gusta recibir a la gente, que llegan expectantes. Porque no es solo ver la habitación… Es como un cuento de hadas, con el balcón y una vista hermosa al valle. Y es hermoso ver como ya al segundo día, las caras se les transforman”.
Por Christian Ali Bravo.