Una delicia llena de historia y sabores.
El sello de identidad que logran a través del tiempo los manjares que cruzan sabiamente sus ingredientes, la presencia en los menúes y cartas más variadas, hacen del hummus una de las preparaciones más versátiles del mundo. En el terreno de lo supuesto se ubican los tiempos de su origen: el siglo XIII.
Parte de la columna vertebral de la cocina israelí, alimento omnipresente en Líbano y todo Oriente Medio, este fino y texturado puré de sencillísima elaboración es el perfecto entremés de una cena sofisticada o el condimento exótico para un relajado festín. No se necesita mucho para hacerlo: garbanzos, ajo, jugo de limón, tahina, aceite de oliva y pimentón. Arte y parte de una preparación ancestral con sabor a tradición.
INGREDIENTES
500 g de garbanzos (se dejan en remojo la noche anterior) o 2 latas de garbanzos cocidos
Jugo de medio limón.
3 cucharaditas de tahina.
1 o 2 dientes de ajo.
Sal, pimienta y pimentón dulce a gusto.
Aceite de oliva.
PREPARACIÓN
1. Cocer los garbanzos con sal durante 1 hora. Escurrirlos y reservar una taza del agua de la cocción (si se opta por usar los enlatados, apartar medio vaso de su agua).
2. Colocar los garbanzos y su agua en un recipiente. Añadir la tahina, los dientes de ajo pelados y machacados (uno o dos, según el gusto del cocinero), el jugo de limón y la sal. Mixear de 3 a 5 minutos hasta que quede un puré de consistencia suave.
3. Colocar en un plato, hacer un hueco en el centro del hummus y agregar una pequeña cantidad de aceite de oliva. Espolvorear el pimentón por arriba.
4. Servir con pan de pita fresco, tibio o tostado.