Con el dorado como su gran estrella, este rincón de Chaco sorprende como un espacio idóneo para el descanso y el contacto con la naturaleza.

Según Wikipedia, la Isla del Cerrito es “una isla fluvial situada en la confluencia del río Paraguay con el río Paraná. Forma parte del departamento Bermejo, en el extremo este de la Provincia del Chaco, Argentina. El nombre lo recibe por un pequeño cerro que se alza entre 15 y 20 metros sobre el nivel del río, situación realmente anómala entre el complejo de lagunas y lugares anegables que forman la margen derecha del Paraná y el Paraguay”.
Y digamos que si bien razón no le falta, ya que estos datos son verídicos, hay una parte, quizás la más importante, que no esta contemplada en esa fría definición. Y es que la Isla del Cerrito es un lugar ideal para practicar la pesca deportiva, pero a su vez es uno de los lugares más pintorescos del territorio chaqueño.
¿Dónde queda la Isla del Cerrito?
Aproximadamente a unos 50 kilómetros de Resistencia, la capital de la provincia. De hecho, fue testigo de la Guerra de la Triple Alianza y su arquitectura aún guarda rasgos coloniales.
Con una singular forma que se asemeja a una herradura, se encuentra delimitada por los cauces principales de los río Paraguay y Paraná y el riacho Ancho o Atajo.
¿Por qué es un lugar ideal para la pesca deportiva?
La Isla del Cerrito es el lugar de referencia de la pesca deportiva dentro de Chaco. Y esto es gracias a que su riqueza y abundancia íctica es única. Si bien el dorado representa el desafío más atractivo para los amantes de la pesca deportiva, también se pueden obtener muy buenos ejemplares de surubíes, bogas, manguruyúes, y pacúes.
Tal es así que año tras año convoca a propios y ajenos a que participen del Torneo Internacional de Pesca del Dorado con Devolución. Pero además de ser sede de este certamen, cuenta con un gran evento de gastronomía el «Festival del Chupín y del Pescado Frito».

¿Qué más se puede hacer en Isla del Cerrito?
El pueblo es un lugar ideal para descansar y disfrutar de todo el encanto de la naturaleza. Tal es así que invita a realizar largas caminatas por sus senderos, plagado de antiguos árboles y edificios coloniales, aunque también ofrece propuestas más audaces, como cabalgatas, paseos en bici, o excursiones en lancha.
Una visita al pueblo no estaría completa si no se incluye la faceta gastronómica, que se caracteriza por recetas elaboradas con base en productos del río e influencia guaranítica.