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Los mundos posibles

El Parque Provincial Ischigualasto en San Juan, un paraíso cuyano para conocer la historia de nuestro planeta.


Por momentos parece una película del lejano oeste donde los cowboys avanzan por el Gran Cañón del Colorado. A veces parece que de repente podría empezar a mermar la gravedad, como si exploráramos la superficie de un misterioso planeta o de este mismo pero en otro tiempo, en uno más primitivo donde no nos sorprendería ver la carrera de un dinosaurio persiguiendo su presa. Pero no se trata de cine ni de viajes fantásticos, sino del Parque Provincial Ischigualasto. Esta reserva paleontológica conocida como Valle de la Luna (Ischigualasto es un nombre de origen diaguita que significa “lugar donde se posa la luna”) se ubica en una extensa cuenca 330 km al noreste de la ciudad de San Juan.

Su paisaje desértico de más de 60 mil hectáreas es el principal atractivo de la provincia cuyana, uno de los lugares más hermosos y sorprendentes de la Argentina y el único en todo el planeta donde existen restos fósiles del período Triásico completo y que puede explicar el desarrollo de la vida en la región y la evolución de los vertebrados. Comparte con Talampaya (que pertenece a la provincia de La Rioja y se caracteriza por su paisaje rojizo) la cuenca geográfica Triásica, considerada por científicos de todo el mundo un paraíso geológico.

En Ischigualasto se hallaron plantas del Triásico y fósiles de antepasados de los grandes dinosaurios carnívoros como el Tyrannosaurus rex y el Velociraptor. El hallazgo más popular fue el dinosaurio herbívoro más antiguo del mundo: el Panphagia protos, que vivió en la región hace 228 millones de años.

Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde el año 2000, sus geoformas características son producto del desgaste diferencial de las distintas clases de rocas. Siglos de erosión del viento las convirtieron en enigmáticas figuras que se han ido bautizando coloquialmente para identificarlas: Cerro Morado, Cancha de Bochas, El Hongo.

Una vez dentro del parque, la propuesta tradicional recorre cinco estaciones que se identifican por las geoformas y el contraste de sus colores. Son unas tres horas a través de un trazado de 40 km e incluye la visita al Museo de Sitio Dr. William Sill, ubicado entre las estaciones 4 y 5. Pero hay otras opciones para quienes ya lo conocen o aquellos que quieran recorrerlo de un modo diferente. El circuito Cerro Morado invita a subir hasta su cima y apreciar una vista panorámica de la majestuosidad del valle. Es una experiencia en relación directa con la flora y la fauna, donde se destaca especialmente el avistaje de aves. Los ciclistas pueden llevar la propia o solicitar una bicicleta en la oficina de informes para seguir un trazado singular que brinda una oportunidad única de recorrer dinámicamente el parque en un trayecto incomparable de dos horas. Y por último, el más pintoresco: el circuito de luna llena, que requiere de cierta previsión ya que hay que tener en cuenta el cambio de fases, incluyendo dos días previos y un día posterior a la luna llena. Imposible de describir o de reproducir en fotos, es sin duda una experiencia inolvidable.

2023

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