Ubicada en un valle rodeado por las sierras de Tandilia, esta bodega fue pionera en la zona y logró ponderarla y llevar sus estándares a lo más alto. Delfina Pontaroli, su reconocida enóloga, nos cuenta la historia de los viñedos y los secretos de estos ejemplares de alta gama.
Balcarce era una zona que parecía no tener a la vitivinicultura entre sus prioridades. ¿Cómo se llegó de este inicio un tanto difícil a que se haya logrado la Identificación Geográfica Balcarce? Gracias al sueño y el espíritu emprendedor de la bodega Puerta del Abra.
Qué mejor que dialogar con Delfina Pontaroli, su enóloga y quien sido elegida entre los 100 winemakers por The Drinks Business, para conocer esta historia. Dado que la bodega aún no cuenta con visitas guiadas, esta es una muy buena manera de descubrir todos sus secretos.
¿Cuándo y por qué nace Puerta del Abra?
Nuestro campo, El Vallecito, está ubicado en un valle rodeado del sistema de sierras de Tandilia, una formación de 2.200 millones de años de antigüedad. Elegimos este lugar por su relieve, el entorno paisajístico, la presencia de la sierra y el viento.
Gracias a nuestro espíritu emprendedor somos pioneros en la viticultura en la zona, lo cual conlleva una enorme responsabilidad. De la mano de Lydia y Claude Bourguignon (expertos en reconocimiento e identificación de terroirs), mapeos de electroconductividad, y análisis físicos y químicos vamos comprendiendo el tesoro que tenemos bajo nuestros pies.
¿Cuál es el distintivo de la presencia de suelos calcáreos para el producto final?
En Francia muchos de los famosos terroir están situados en suelos calcáreos, siendo muy escasos a nivel mundial (se concentran en dicho país). Este tipo de material en el suelo brinda a los vinos un carácter mineral que es muy apreciado por expertos y consumidores a nivel mundial. Confiere a los vinos una virtud cualitativa clave, y hoy es un atributo difícil de encontrar fuera de Francia, y muy escaso en Argentina.
¿Cuál es la particularidad del suelo y el entorno de Balcarce para la identidad de sus vinos? ¿El viento juega un papel importante?
Balcarce es una zona con muchas particularidades que la hacen desafiante para la viticultura. Está en el límite entre un clima oceánico y un clima continental, pero a su vez está rodeado de un sistema serrano, que es el sistema de Tandilia, con sierras de más de 2.200 millones de años de antigüedad, de forma amesetada, que en cierta manera actúan como protección.
Y el viento es a la vez un amigo y enemigo, porque nos garantiza la sanidad del cultivo en una zona que es húmeda, donde tenemos alrededor de 850 a 1.000 milímetros de precipitación anual, y a su vez nos obliga también a tratar de domesticarlo con barreras rompevientos, porque en la primavera es muy fuerte y genera la quebradura de muchos de los nuevos brotes.
¿Cómo nace la idea de que se reconozca esta Identificación Geográfica?
Es una zona donde tradicionalmente no existía la viticultura, somos pioneros. Y hoy en día, gracias al trabajo de la bodega, hay otros viñedos que están animándose a explorar el lugar.
El respaldo de la Indicación Geográfica Balcarce lo obtuvo Bodega Puerta del Abra a través de diferentes trabajos de investigación en conjunto con la Universidad de Mar del Plata y con el municipio de Balcarce para poder tener esta identificación y posicionar la región en el mapa vitivinícola de Argentina, pero también del mundo.
Comenzamos a trabajar en reconocer esta Indicación Geográfica cuando vimos el diferencial que Balcarce tiene como zona vitivinícola respecto a las I.G. ya reconocidas en Argentina. Nos apoyamos en análisis y estudios que concluyen que contamos con elementos diferenciadores con respecto a las zonas tanto aledañas como a las vitivinícolas tradicionales del país.
¿Cuál es el diferencial de vinos que se elaboren en pequeñas partidas, o partidas limitadas? ¿Qué varietales cosechan?
Desde la enología nos definimos como una bodega experimental enfocada en la elaboración de partidas limitadas de vinos de alta gama. Realizamos múltiples ensayos de investigación tanto en bodega como en viñedo, lo que nos permite abordar este terroir inexplorado y que cada botella cuente la historia del lugar.
Por las condiciones climáticas, representaba un desafío demasiado grande lograr buena madurez en varietales de ciclos más largos. Hoy luego de 10 años de recorrido, vemos que las variedades tintas elegidas; Pinot Noir, Cabernet Franc, Bonarda, Tannat son nuestras aliadas. Nos dan vinos diferentes al resto de los exponentes varietales que encontramos en Argentina, con una calidad excepcional y la particularidad del terroir de donde provienen.
Los blancos nos sorprenden día a día; quisimos innovar con variedades de zonas templadas y frías poco conocidas en Argentina, como Albariño y Riesling. Son uvas que maduran preservando su acidez natural, dando vinos elegantes de gran complejidad aromática.
En cuanto a la línea de partidas únicas, muchos ensayos quedan en el camino y otros logran la expresión que buscamos sumándose a los exponentes de nuestra bodega, contando la historia de nuestro terruño y mostrando uno de los pilares de la bodega: espíritu de investigación.
Tenemos un terroir único que dentro del mismo lugar presenta un montón de heterogeneidades, por lo que el segundo capítulo será elaborar vinos de parcela y por qué no, también probar nuevas cepas que puedan adaptarse a la zona con resultados interesantes. Sea cual sea el camino que sigamos, siempre la impronta estará en seguir innovando y explorando el diamante en bruto que tenemos, que es nuestro lugar.
Por Christian Ali Bravo.
