miércoles , 26 junio 2024
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Ruta Azul: naturaleza y paisajes deslumbrantes en el secreto mejor guardado de la Patagonia

El camino de 450 kilómetros que une Rawson con Comodoro Rivadavia invita a descubrir la Ruta Azul y desandar toda la inmensidad de la Patagonia más austral.


Son 450 kilómetros los que separan Rawson de Comodoro Rivadavia, en la siempre sorprendente provincia de Chubut, y en los que espera un mar repleto de fauna silvestre, entre ellas, cuatro especies de ballenas y más del 80% de las especies de aves marinas que nidifican en Argentina. 

Párrafo aparte merece la posibilidad de avistar lobos y elefantes marinos, toninas, pingüinos y muchas otras especies terrestres (guanacos, choiques y zorros). Tan rica es la Ruta Azul que hasta alberga cuatro especies de ballenas: la franca austral, la minke, la sei y la jorobada (estas dos últimas, en peligro de extinción). Vale aclarar que la presencia de estos gigantes cetáceos es estacional, y las chances de avistarlas aumentarán considerablemente si se realizan algunas de las excursiones en barco desde Camarones. 

Por si fuera poco, esta ruta fue elegida como uno de los 11 mejores destinos para visitar dentro de América del Sur y América Central durante 2024 por la prestigiosa revista Condé Nast Traveler. ¿Comenzamos con esta historia de amor que no tiene fin?

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Punta Tombo

A solo 100 kilóemtros de Trelew, los anfitriones se visten de smoking negro para dar una cálida bienvenida. Sí, porque Punta Tombo es el lugar en el que sorprende la pingüinera más grande de toda Sudamérica. Allí, se puede observar la vida diaria de pingüinos de Magallanes, y hasta recorrer el centro de interpretación.

Entre Punta Tombo y Rawson, tal como indica su nombre, se encuentra Playa Escondida, donde los elefantes marinos son las grandes estrellas del lugar. Para comer frutos del mar frescos, Playa Unión es el point indicado, con sus característicos chiringuitos y restaurantes que esperan con manjares recién salidos del agua.

Cabo Raso

Fundado en 1900, hoy es un pueblo fantasma que se reinventó para ofrecer un oasis silencioso y solitario, donde el impacto en las ruinas y la naturaleza es el mínimo e indispensable. Este punto histórico se convierte en una parada obligada para disfrutar de una desconexión total: no hay internet y entre el parador, un camping y una pequeña proveeduría cubren las necesidades básicas de los visitantes.

Camarones

“Pueblo Auténtico”, nunca mejor entregada tamaña distinción para un lugar. Porque la identidad marítima de Camarones es innegable: está presente en su gastronomía, en las creaciones de sus artesanos y en el aire que se respira. Entre su fauna se destaca la posibilidad de avistar tonina overas y pingüinos en el área protegida de Cabo Dos Bahías.

Isla Leones

El portal Isla Leones es uno de los grandes imperdibles de esta ruta. A un poco más de 150 kilómetros de Punta Tombo, espera con una variedad en su fauna tan grande como sorprendente. Hablamos de delfines, ballenas, toninas, lobos marinos, pingüinos, petreles, gaviotas y cormoranes. 

Para los más aventureros, esta parte de la ruta se puede hacer caminando o bien en bicicleta, para luego acampar en un suelo auténtico patagónico. Pero, quienes deseen un poco más de confort podrán hospedarse en los glampings con servicio de primer nivel, que brindan todo el confort y comodidad dentro de un marco totalmente agreste.

¿El imperdible? La navegación a Isla y Faro Leones, la cual permite conocer una construcción tan legendaria como impactante.

Bahía Bustamante

Siguiendo por la Ruta 1 unos 80 kilómetros, se abre el portal Bahía Bustamante, con una postal infinita llamada playa, donde las aves suelen darse una panzada cuando baja la marea. De hecho, ostenta el galardón de ser el lugar más biodiverso y productivo de la costa atlántica chubutense. ¿Dónde dormir? Una muy buena alternativa es el camping Arroyo Marea, que ofrece el mejor resguardo para los siempre picantes vientos de la zona. Y también en la hostería Bahía Bustamante, donde las casas de los primeros pobladores fueron reacondicionadas para recibir a los huéspedes, conservando la esencia de antaño.

Rocas Coloradas

El último punto de esta ruta es Rocas Coloradas, paraíso natural de colores y geoformas cinceladas por el paso y capricho del tiempo y los fuertes y rebeldes vientos. La postal realmente es increíble, porque conjuga lo incandescente del color rojo de las rocas con el siempre azul intenso del mar. 

Por si esto no alcanzara, la zona cuenta con un bosque petrificado, y hasta senderos que se pueden desandar en 4×4 o mountain bike. ¿Más adrenalina? Claro. La subida al Pico Salamanca, que insume casi tres horas de trekking, ofrece la recompensa de hacer pico a casi 600 metros de altura. Este es el final de una ruta que enamora para siempre, y que es azul como el amor que genera en quienes se sumergen en toda su profundidad e inmensidad.

Texto: Christian Ali Bravo

Fotos: Rewilding Argentina

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