Esta pequeña comunidad jujeña aún mantiene el estilo de vida que llevaban los kollas hace cientos de años, como un legado inquebrantable de su identidad.
Según detalla la página oficial de Turismo de Argentina, un pueblo auténtico es aquel que conserva su identidad e idiosincrasia a través de diferentes aspectos relacionados con su patrimonio natural y/o cultural, su arquitectura, tradiciones, gastronomía, paisaje, historia, religión, artesanías, y el origen de sus pobladores.
En este selecto listado es imposible no incluir a San Francisco de Alfarcito, comunidad jujeña que, como un legado precioso, aún mantiene el estilo de vida que llevaban los kollas hace cientos de años.

Tradición ancestral
Para hacer un poco de historia, hay que marcar que su nombre se debe a que históricamente allí se practicaba el cultivo de la alfalfa. Hoy, sus pobladores trabajan la tierra sembrando habas, maíz y papas, y criando ovejas y llamas.
Sí es importante saber que en Alfarcito las actividades de campo se organizan y realizan según el calendario agropastoril y cultural ancestral. Es decir: para la elaboración de tejidos en lana de llama las esquilas se realizan en verano.
A su vez, el sincretismo religioso amalgama lo católico y lo ancestral: sus fiestas patronales cada 4 de octubre y los fieles danzan cuarteadas de corderos.
¿Cómo disfrutar de este lugar mágico?

Encontrar la magia en San Francisco de Alfarcito es muy simple: basta con perderse por sus entrañas para toparse con construcciones originarias que no se modificó en siglos. Hablamos de casas que están construidas en piedra y con techos de barro y paja.
Otro punto que hay que visitar es la iglesia en honor a San Francisco de Asís, la cual fue construida por la propia comunidad alrededor de 1940.
Por su parte, en el Salón Artesanal, se exhiben los productos elaborados con lana de llama y oveja y hasta es posible presenciar el proceso completo.
Este recorrido no estaría completo sin la laguna de Guayatayoc, que está muy cerca de las Salinas Grandes. Más allá de su belleza en sí, también es un lugar ideal para el avistaje de aves: urante todo el año se pueden ver guayatas y en verano, es posible observar algunas variedades de flamencos.

¿Cómo llegar a San Francisco de Alfarcito?
Tomando de referencia San Salvador, hay que recorrer 170 kilómetros, para luego tomar la ruta 9 hasta Purmamarca, y después la ruta 52 hasta Salinas Grandes donde se encuentra la intersección de la ruta 11. Desde allí, es necesario continuar algo más de 20 kilómetros por ruta de tierra hasta llegar a destino.
Para que la experiencia sea única es posible hospedarse en posadas y casas de familia, para conocer de primera mano la cultura de la comunidad local.