El presente atesora un pasado arqueológico en cada rincón de la provincia de La Rioja. Aventura, naturaleza e historia para transformarse a los orígenes de la tierra misma.
Entre paredones rojizos y farallones de la era mesozoica, el Parque Nacional Talampaya emerge como una de las principales atracciones turísticas de La Rioja. Creado en 1997 y declarado como Patrimonio Mundial por la UNESCO en 2000, posee 313.800 hectáreas y guarda en su naturaleza 250 millones de años de formación geológica. Dentro de este descomunal sitio ubicado en el departamento Felipe Varela, se pueden realizar excursiones en bicicleta, trekking, avistajes a la luna llena, visitas guiadas y recorrer un circuito que cuenta la historia de los primeros habitantes de ese período. La señalética permite conocer en detalle las características particulares de la flora y fauna que habitó en estas tierras, como los reptiles que antecedieron a los dinosaurios. Un Centro de Interpretación Paleontológica complementa este viaje a la prehistoria.
Otro de los lugares que invita a aventurarse en una experiencia del estilo es el Cañón del Triásico. Ubicado dentro de la Reserva Municipal “Banda Florida”, permite a los turistas transitar el mismo suelo en el que vivieron los dinosaurios del período triásico. El recorrido, que ofrece una travesía por lugares de interés histórico y geológico, tiene una extensión de 25 kilómetros y debe realizarse en un vehículo 4X4 (hay que atravesar el cauce seco de un río). La ruta transporta a los visitantes al pasado, donde descubren geoformas, montañas teñidas de rojo, amarillo y verde. Algo similar a lo que ocurre en el Parque de los Dinosaurios.
Ubicado en Sanagasta, a lo largo de sus 850 hectáreas, espera a los viajeros para que revivan el paso de los gigantes junto a réplicas de tamaño real.
Pero no todo es pasado. Dentro de la provincia, en la región conocida como “los llanos riojanos”, es posible encontrar la Reserva Natural Quebrada de los Cóndores. Es considerada una de las áreas más importantes del país debido a la gran cantidad de cóndores andinos que circulan en el cielo, especie protegida bajo la ley provincial No 7849. Gracias a las múltiples actividades disponibles, como el trekking, las cabalgatas, el senderismo y el avistaje de aves a través de miradores, es uno de los paseos más elegidos.
Otro de los paisajes que deja maravillados a los visitantes es el Cañón del Ocre, ubicado en el departamento Famatina. La naturaleza se mani- fiesta a través de los colores y el Río Amarillo es el protagonista principal de la escena.
Para los amantes de las excursiones que involucran animales, La Rioja tiene una laguna que es considerada el hábitat de flamencos rosados y que esconde el esqueleto de un avión en sus profundidades: la Reserva Provincial Laguna Brava. Para visitarla, es necesario contar con los servicios de un guía y sólo se puede recorrer en determinadas épocas del año.
Y hay más: el cable carril más alto del mundo es una experiencia ideal para los fanáticos del turismo minero. Esta obra permitió el traslado de oro, plata y cobre (a más de 4400 metros sobre el nivel del mar en la cordillera de los Andes) desde la mina La Mejicana hacia la estación ferroviaria de Chilecito. Durante el camino, los excursionistas se encuentran cara a cara con la naturaleza, cruzan ríos de deshielos y se enfrentan con la flora y la fauna que habita el lugar. Además, pueden conocer la historia que encierra semejante monumento de la ingeniería moderna del siglo XIX.
Al seguir el itinerario, la geografía sorprende cada vez más. En el departamento Independencia se encuentra Los Colorados, una Reserva Provincial que invita a los aficionados de la fotografía a cruzar el puente de piedra rojiza. Es una formación de millones de años que tiene la historia grabada en cada una de sus paredes, las cuales dejan ver las pinturas rupestres, señales de las antiguas civilizaciones que poblaron la zona.
En La Rioja, también se pueden disfrutar unas vacaciones a puro relax. Las Termas de Santa Teresita proponen una experiencia que comienza en sus piletas de aguas termales y continúan con masajes descontracturantes. Sol, aire puro y el sonido de la naturaleza para desconectarse de la rutina y empatizar con el entorno.
Al viajar a la ciudad, el renovado Paseo Cultural Castro Barros espera a los comensales para llevarlos a distintas rutas temáticas que recorren toda la región. Allí pueden conocer la historia y la cultura de La Rioja, además de encontrar una feria de artesanos. Para adentrarse aún más en las costumbres, los visitantes pueden visitar la Basílica San Nicolás de Bari o la Iglesia Santo Domingo, considerada la más antigua de la Argentina, ya que fue construida por los pueblos originarios que habitaron las tierras en 1623. Y si en las vacaciones hay niños, el Parque de la Ciudad es el espacio recreativo ideal para la familia.
A la hora de hablar de sabores, no hay como probar un buen vino torrontés riojano producido en los diferentes valles, acompañado por nueces, aceitunas o empanadas locales. A ello se le suma la recorrida por los vastos viñedos que abrazan la provincia. Las diferentes bodegas esperan a los viajeros para brindarles alojamiento y recibirlos con platos típicos para el deleite del paladar.
La terminal de ómnibus está ubicada en Avenida Mártires de la Dictadura (Ruta 75) y Avenida Ortiz de Ocampo, se encuentra abierta las 24 horas y cuenta con servicios de restaurante, cafetería, guardaequipaje, WiFi, oficina de información turística, además de otros comercios.
