A base de pasión y esfuerzo, Anabella y Alejandro cumplieron su sueño: de una producción inicial de 50 litros a la apertura de su propio bar y la obtención de medallas y reconocimiento nacional de sus cervezas artesanales.
“La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”. La frase, propiedad del escritor uruguayo Eduardo Galeano, bien sirve para graficar la historia de Wayna. O mejor dicho, la de Anabella y Alejandro.
Fue allá por 2016 cuando estos dos ingenieros en alimentos, fanáticos de los procesos y de la elaboración, decidieron encarar un proyecto propio en Santiago del Estero. Anabella, oriunda de Mar del Plata y acostumbrada a que en su ciudad natal haya una cervecería en cada cuadra, vio allí la oportunidad. En aquel momento, en suelo santiagueño todavía no había llegado el boom de las cervecerías artesanales, por lo cual tenían terreno fértil para cimentar su sueño. Así, comenzaba a tomar forma Wayna, un proyecto cervecero pionero en la provincia.
Los primeros pasos
“Empezamos con un equipo chico, de 50 litros. Y la primera partida salió espantosa. Así que nos pusimos a analizar qué era lo que había pasado, perfeccionando el proceso y tomando cursos para capacitarnos”, rememora Anabella. Y en base al esfuerzo, la práctica y los conocimientos adquiridos, fueron dando pasos cada vez más firmes. “Unos amigos que tenían un bar nos compraron la primera partida que salió bien, como para probar con sus clientes. Y tanto les gustó que nos empezaron a pedir más. De hecho, otro bar se enteró de esto y también querían nuestras cervezas”, recuerda.
Entonces, llegó el momento de la expansión: “Decidimos sacar un crédito para comprar un bloque de cocción más grande, para crecer de manera más escalonada y profesional” Así se fue consolidando Wayna, que en quichua (lengua habitué en los pueblos originarios de la zona), significa ´mujer, joven, nuevo´, representando a la perfección el espíritu de un proyecto que recién comenzaba.
Sí, Anabella y Alejandro lograron que la onda expansiva del boom de las cervecerías artesanales también llegue a Santiago del Estero. “En aquel momento, solo había un pequeño bar que fabricaba cerveza, así que junto a ellos somos pioneros en la provincia”, confirma la marplatense.
Sabores sorprendentes y premiados
Actualmente, Wayna cuenta con cuatro estilos fijos de cervezas: Golden Ale, Amber Ale, Ipa y Stout, que están disponibles todo el año. Pero también hay lugar a la innovación, por ejemplo con la ´Tuneada´, que tiene el agregado de la tuna santiagueña, fruto autóctono que le aporta sabor y color.
También incursionaron con la yerba mate: “Incorporamos la yerba en el proceso de hervido. Esto fue en colaboración con las chicas de ´Amor de mate´, que venden su mates y su propia yerba. Y otro estilo muy particular es el que hacemos con el ucle, otro fruto del monte santiagueño que le da un color fucsia muy particular a la cerveza”.
Todo este esfuerzo, dedicación e innovación tuvieron su merecido reconocimiento. Así lo cuenta Anabella: “La Stout, por citar un ejemplo, salió premiada con la medalla de plata en la Copa argentina de cervezas. Nos llena de orgullo y creo que es el fruto de la pasión con la que trabajamos”.
Para quien se haya tentado y esté de visita por Santiago del Estero, Wayna recientemente abrió las puertas de su propio bar: “Es un sueño cumplido. Sabíamos que poner un bar era un desafío sobre todo porque había que acompañarlo con gastronomía. Para eso sumamos al equipo a un chef con experiencia de haber trabajado en Buenos Aires y armamos una carta innovadora. El bar es un lugar para distenderse al aire libre, así que los esperamos”.
Por Christian Ali Bravo.