A minutos de La Quiaca, una leyenda escondida, un centro energético y mucho misterio en sus diseños petroglifos. Se trata del cordón montañoso de los Ocho Hermanos y la Laguna Colorada.
A 12 kilómetros de La Quiaca, tomando la ruta provincial 5 rumbo a Yavi, accediendo por un camino de tierra nos llevará a conocer Laguna Colorada y el cordón montañoso Ocho Hermanos, cuyo extremo norte colinda con el pueblito de Yavi, uno de los pueblitos turísticos que participó del concurso de la Organización Mundial del Turismo en 2023 para integrar los “Best Village Tourist”.
El nombre de «Colorada» es por el entorno rojizo debido a la composición del suelo. Hay épocas del año que tiene mucha agua, y por el contrario en algún mes puede estar seca.
Está situada al pie de unos cerros que constituyen el cordón de los Ocho Hermanos, que son inconfundibles por la forma de sus ocho crestas dispuestas una seguida de la otra. A un costado de la laguna hay un área rocosa donde se pueden apreciar petroglifos.

Para llegar, desde la ruta provincial 5 que une La Quiaca con Yavi salen 2 caminos de tierra distintos, que ambos conducen a la laguna por trayectos diferentes. Se debe ir con vehículo propio o contratando una excursión, ya que no hay transporte público hasta el lugar. Se recomienda llevar GPS (con mapas previamente cargados) para evitar perderse.
Uno de los caminos sale por la ruta 5 antes de los Ocho Hermanos (viniendo de Yavi), y el otro sale pasando este cordón de cerros con lo cual después se debe cruzar una colina baja para ver la laguna. Se trata de un área arqueológica muy rica en grabados de piedra de la cultura yavi del siglo I, poseedora de abundante ónix, piedras calcáreas y mármol.
Abundan los grabados de aves, camélidos y figuras humanas en distintas actitudes. Los dibujos más relevantes están cercados por paredones muy pequeños que nos alertaban sobre la presencia de tales trabajos. Se destacan los que hacen referencia al posible avistaje de un cometa, el panel de cóndores, un guerrero y el arribo de un español a caballo.
Por Silvina Baldino.