El Litoral argentino enamora con tres localidades costeras que, además del contacto siempre energizante con el agua, esperan con tesoros naturales sorprendentes. Te invitamos a darte una vuelta por Villa Elisa, Ituzaingó y El Soberbio.
La Real Academia Española no suele andar con vueltas. Y el caso de la palabra litoral no iba a ser la excepción. Según sus laureados anaqueles, remite o pertenece a la orilla o costa del mar.
Para revalidar este significado, nuestro Litoral regala lugares donde esas frías palabras se convierten en paisajes inolvidables, en el color de la naturaleza explotando frente a nuestros ojos. Y como para muestra basta un botón, es que seleccionamos tres rincones del Litoral argentino para quienes durante este verano deseen estar en contacto con la naturaleza y enamorarse a primera vista de toda su belleza, con el siempre refrescante chapuzón en el río.
Villa Elisa, donde el bienestar te espera
Cada rincón está pensando para que quien la visite sienta un profundo bienestar recorriéndole el cuerpo. ¿Cómo lo logra? Con su esencia de pueblo que perdura durante los años a través de la calidez de su gente, los sabores únicos que ofrece, el aire puro y actividades para toda la familia.
Esta ciudad entrerriana espera con antiquísimos almacenes de campo que aún guardan historias, propuestas de enoturismo y hasta una granja para estar en contacto con los animales.
Párrafo aparte merecen sus termas de aguas saladas, complejo de 41 hectáreas, que cuentan con 10 piletas de diferentes usos y temperaturas, ofreciendo además gran variedad de servicios: alojamiento, gastronomía, spa termal Velissa, deportes y actividades recreativas.
Ituzaingó, un paraíso natural
La ciudad correntina de Ituzaingó no podría estar ubicada en un mejor lugar. A 15 kilómetros se encuentra el ingreso al Portal Norte del Parque Iberá. Los esteros son únicos en el país y permiten ver de cerca a yacarés, carpinchos, ciervos de los pantanos y miles de aves. Paseos en canoa, astroturismo, cabalgatas y travesías en lanchas son algunas de sus propuestas.
Y si eso no bastara, a 14 kilómetros se encuentran las islas de Apipé Grande, con senderos para recorrer selvas, pastizales, playas sobre el río Paraná y hasta lagunas formadas en un antiguo cauce del río. Sí, un paraíso natural, tal como reza su emblema, al alcance de la mano.
Pasear por sus interminables costas, preparar el mate con las imponentes barrancas de fondo y enamorarse de la puesta del sol y sus llamas ardiendo sobre el río son ítems obligatorios del checklist de la visita a Ituzaingó.
El Soberbio, la naturaleza es su bandera
El Parque Provincial Moconá es parte de la Reserva de Biosfera Yabotí, la cual abarca 200.000 hectáreas y en 1995 fue nombrada por la UNESCO como reserva MAB, con el objetivo de mejorar la relación de las personas con su entorno. Es un lugar único, en el cual la selva, las chacras, el río Uruguay y la influencia de Brasil le otorgan una identidad incomparable.
Si bien las inclemencias climáticas pueden tornarlos inaccesibles por la crecida del río, los saltos de Moconá son increíbles: una falla longitudinal en el cauce del río Uruguay regalan más de 3 kilómetros de cascadas sin interrupciones. Encima, la selva paranaense que la custodia le termina dando el toque definitivo.
La ciudad que atesora estas joyas es nada menos que El Soberbio. Y por ello debe ser que no llama la atención ni el nombre de la ciudad ni la historia, ya que surge por la frase que eligió una de las primeras personas en llegar a la desembocadura del Arroyo Guarambocá: “¡Qué soberbio lugar!”. Un lugar que sin duda merece ser visitado alguna vez en la vida.
Por Christian Ali Bravo.
Fotos: Dirección de Turismo de Villa Elisa, Turismo Municipalidad de Ituzaingó, Dirección de Turismo El Soberbio.
