En este rincón soñado de Salta, la bodega sorprende con varietales de alta gama y hospedajes de ensueño, en un entorno natural y único.
Cachi representa el espíritu del Valle Calchaquí de la manera más pura: es un pueblo histórico de calles adoquinadas, abrazado por majestuosas montañas. Caminar por su casco histórico es viajar al pasado, literalmente.
Y qué si a todo eso, se le suma una copa de vino en la mano. Hablamos de ejemplares de altura y alta gamas. Bueno, esa es la propuesta Miraluna, que además cuenta con hospedajes pegados a sus viñedos, para que la experiencia sea trascendental.
Cerca del sol

Qué linda la sensación de despertar, con toda la inmensidad del Valle Calchaquí frente a nuestros ojos. Y más si es en un hospedaje que descansa en medio de viñedos.
En concreto, Miraluna cuenta con cabañas completamente equipadas, pero que logran fusionarse con el imponente paisaje natural. Es que su diseño moderno se ve potenciado con la aplicación de materiales típicos de la región.
Puntualmente de adobe, piedra, cañas, madera, lajas y cardón, en una armoniosa combinación de colores, texturas y diseños.
A eso, se suma la magia de sus viñedos, los cuales fueron planificados para la elaboración de vinos de gran expresión frutal y tipicidad varietal. ¿Su receta? Alta densidad de plantación y menos kilos de uva por planta.

Cuándo visitar la bodega
Más allá de la posibilidad de dormir entre viñedos, Miraluna abre sus puertas para que las personas puedan conocer sus instalaciones, incluyendo bodega y cava.
La visita tiene una duración de 20 minutos y es gratuita, mientras que las degustaciones se realizan diariamente a partir de las 9 de la mañana, hasta las 20, sin reserva previa.