Una de las regiones más bellas de nuestra Argentina, invita a descubrirla durante octubre a través de cinco parques nacionales de ensueño.
1. Lihué Calel – La Pampa
Con una superficie de 32.500 hectáreas y un microclima húmedo que desentona con la aridez que predomina en la llanura circundante, el Parque Nacional Lihué Calel es el lugar ideal para que se desarrollen diversas especies de la flora autóctona de La Pampa. Pero no sólo eso, sino que la fauna también aporta una variedad muy variopinta, con pumas, guanacos, ñandúes, halcones peregrinos, tortugas y su emblema, el gallito copetón.
Entre los principales atractivos se destaca la posibilidad de conocer sus serranías de origen volcánico y pinturas rupestres de más de 1.300 años de antigüedad. Para ello, existen diversos senderos y circuitos que se pueden realizar caminando, en bicicleta o automóvil.
La primavera y los inicios del otoño son las temporadas ideales para visitarlo. El ingreso es gratuito todos los días de la semana y se permite el acampe (cuenta con sanitarios, duchas, bancos, mesas y fogones).
2. Lago Puelo – Chubut
Un lago que enamora con su mágico turquesa, la paleta de verdes que se extiende entre el bosque andino patagónico y la selva valdiviana. El Parque Nacional Lago Puelo es una invitación indeclinable para maravillarse con la naturaleza en su máxima expresión.
A la vez, es hogar de una variedad única de plantas como el avellano, el ulmo, el tique y el lingue. También alberga al picaflor rubí, el pato de los torrentes, el escurridizo huemul, el monito de monte y la rana verde-dorada.
La apertura del parque depende de la época del año, con un horario más amplio en primavera y verano, y entre las actividades que ofrece se destacan el senderismo y trekking (con distintas dificultades), la posibilidad de hacer kayak, cabalgatas y paseos lacustres, entre otros.
3. Los Alerces – Chubut
Con sus más de 2.600 años y 60 metros de altura, custodiado por ejemplares jóvenes de alerces milenarios, lagos que deslumbran con sus tonalidades y cascadas escondidas, “El Abuelo” es la gran joya de este parque. Creado en 1937, fue declarado hace seis años como Sitio de Patrimonio Mundial Natural por la Unesco.
A través de 20 senderos, que varían en dificultad y extensión, es posible ir descubriendo a cada paso las maravillas de este paraíso natural: arroyos, pinturas rupestres, cerros, lagos y, por supuesto, alerces. Con un horario en la temporada estival que se extiende desde las 9 a las 20 horas, cuenta con zonas para hacer picnics, parrillas, cafeterías, restaurantes y proveedurías.
4. Los Arrayanes – Neuquén
Tiene sentido que este parque esté ubicado en la península de Quetrihué, que en lengua mapuche significa “donde hay arrayán”. Porque aún hoy allí habitan ejemplares de arrayanes con más de 650 años y una altura mayor a los 15 metros.
El parque cuenta con tres senderos principales, los cuales permiten descubrir sus diferentes facetas. Uno de ellos se extiende por 12 kilómetros, conectando Villa La Angostura con el mismísimo Bosque de Arrayanes. El sendero Miradores de Quetrihué regala una vista privilegiada de la Cordillera de los Andes, la Bahía Brava y la Bahía Mansa. Y el sendero entablonado permite perderse entre los infinitos ejemplares de arrayanes.
Entre la fauna que lo habita se destacan el huillín, especie de nutria en peligro de extinción, el carpintero pitío, la remolinera araucana y la cachaña, único loro del bosque patagónico.
5. Laguna Blanca – Neuquén
Con más de 1.700 hectáreas y aproximadamente 10 metros de profundidad, el Parque Nacional Laguna Blanca alberga uno de los cuerpos de agua dulce más importantes de la región, que brinda un ecosistema único para diversos ejemplares de flora y fauna. Entre las aves acuáticas que la disfrutan se encuentran chorlos, flamencos y macaes plateados, aunque también se pueden ver pumas, zorros y hasta cóndores en la zona.
Varios senderos se abren dentro del parque, como el Paseo de la Laguna y el alero El Resguardo, el Cerro Mellizo Sur y el geológico El Escorial. También se puede visitar la laguna Fantasma, mientras se observan diversas aves y paisajes extraordinarios.
El acceso es totalmente gratuito, con la posibilidad de acampar libremente, y el horario en primavera y verano se extiende de 9 a 20 horas.
Por Christian Ali Bravo
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