El origen de este plato es incierto, como el de tantos que se han ganado el favor de los paladares argentinos. Se sabe con seguridad que nació en Italia y no tanto quién o quiénes son los responsables.
La pasta a la carbonara es una delicia que no presenta complejidad en sus ingredientes ni su elaboración: pasta, huevos, tocino, queso y pimienta, trabajados con la dosis justa de paciencia e intuición.
Los romanos apuestan a una hipótesis patria que cuenta que leñadores de la zona de los Apeninos, en cuyas alforjas cargaban huevos, queso de oveja y guanciale (papada de cerdo), los preparaban en sus fogones. Otra versión popularizada no es tan nacionalista y habla de soldados norteamericanos que en épocas de la ocupación encontraron un poco sosos sus platos de spaghetti y les añadieron algunas de sus provisiones: bacon, crema, huevo en polvo.
Como sea, la zona de Lacio lo adoptó como propio y desde allí se proyectó. La expansión mundial trastocó obligatoriamente sus ingredientes (la panceta reemplaza al guanciale; el queso de oveja puede ser pecorino o parmesano) pero el espíritu prevalece: una salsa sencilla que realce -sin invadir demasiado- el sabor de la pasta, la verdadera protagonista del plato.

Ingredientes
400 gramos de spaghetti
150 gramos de panceta de cerdo
4 yemas de huevo
100 gramos de parmesano
20 cl de aceite de oliva virgen extra
Sal y pimienta a gusto
Preparación
- Batir las yemas en un bol con una pizca de sal y 1/3 del queso rallado. Reservar.
- Colocar el aceite de oliva en una sartén y llevarlo a fuego medio. En cuanto esté caliente, incorporar la panceta cortada en cubos o tiras. Cocinarla durante unos minutos hasta que esté dorada.
- Mientras tanto, cocer la pasta en abundante agua salada. Colar una vez que esté al dente. Reservar previamente un par de cucharadas del agua de cocción.
- Poner la pasta en un bol, añadirle la panceta dorada y agregar las yemas batidas y el agua de cocción. Mezclar durante unos 30 segundos cuidando que los huevos no cuajen del todo.
- Añadir el queso restante. Mezclar y servir inmediatamente con abundante pimienta negra molida.