La provincia de Buenos Aires marida la identidad de sus vinos con la belleza de sus paisajes. Desde Campana hasta las Sierras de Tandilia se abre un camino con un leit motiv bien marcado: la pasión por la enología.
Tan versátil es Buenos Aires que encasillarla resulta imposible. Porque entre sus extensas playas, pueblitos de antaño y sierras imponentes esconde viñedos que dan vida a una propuesta ineludible: la de salir a la ruta para visitar bodegas, que más que bodegas son rincones mágicos de una provincia tan grande como sorprendente.
Bodega Gamboa
“En un entorno de lomadas, rodeada de bosque y una laguna natural, se encuentra Gamboa la bodega más cercana a la ciudad de Buenos Aires con sus 6 hectáreas de viñedos y una propuesta gastronómica de excelencia”. Este es el currículum de una bodega que honra su apellido y cultiva un amor natural por el campo.
Allí produce principalmente Malbec, Cabernet Franc y Pinot Noir, además de Monastrell, Bonarda, Sauvignon Blanc, Merlot, Riesling y Chardonnay, sobre un suelo franco arcilloso, escondido entre bosques naturales, campo quebrado, álamos y una laguna. En cuanto a la gastronomía, Edward Holloway, un especialista, es el responsable de una experiencia cuyo objetivo es realzar las virtudes de los vinos de esta bodega bonaerense.
Gamboa también ofrece la posibilidad de tener un viñedo propio, ser parte de todas las actividades enológicas (desde la cosecha hasta el etiquetado) mientras se aprende y se disfruta del maravilloso mundo del vino.
Bodega Saldungaray
A principios de la década del 2000, un grupo familiar llegó a Sierras de Ventania, puntualmente a la localidad de Saldungaray, atraído por las condiciones agroclimáticas tan particulares de la zona. Claro que fue todo un desafío elaborar vinos en un suelo aún no explorado para la vitivinicultura.
“Es una bodega que surgió con la motivación de mis padres, ambos agrónomos, observando la climatología del lugar y advirtiendo su potencial como zona vitivinícola”, revela Manuela Parra, una de sus propietarias, junto a sus cuatro hermanos.
Ventania es la etiqueta que hoy, después de más de 20 años de trabajo, cosecha y exploración, es la insignia de esta bodega boutique, con varietales de alta gama para todos los gustos. Desde Malbec y Cabernet Franc, pasando por Merlot, Tempranillo, Pinot Noir, hasta Chardonnay y Sauvignon Blanc.
Las visitas guiadas a la bodega se realizan de jueves a domingos y feriados entre las 11 hasta las 18 horas inclusive. También se pueden organizar catas dirigidas siempre con reserva previa.
Cordón Blanco
“Todo comenzó en 2008: a partir de ahí fue prueba y error. Aprendimos mucho en el camino y seguimos aprendiendo día a día para llevar a cabo un proyecto nuevo en una tierra sin precedentes en este tipo de actividad”. La carta de presentación de Cordón Blanco, proyecto que comenzó a gestarse un año antes entre tres hermanos (Valeria, Mariano y Matías) por la sugerencia de un profesor de Matías, es más que tentadora.
Actualmente Cordón Blanco cuenta con dos viñedos: uno en la zona “La Elena”, al oeste de Tandil, y otro en “Don Bosco”, al sur de la ciudad. De allí salen variedades de ciclo medio-corto como Syrah, Cabernet Franc, Sauvignon Blanc, Merlot y Carmenere, que buscan representar la identidad de un terruño custodiado por las sierras más antiguas del mundo y una vegetación siempre presente en sus sabores. Vale mencionar que es la única bodega de Tandil que trabaja en secano, es decir, sin nada de riego, lo cual exige estar muy pendiente de los suelos.
Para quien se haya tentado, desde su página web es posible contactarse con la bodega para coordinar una visita, conocer cada detalle de la elaboración y terminar con una degustación.
Por Christian Ali Bravo.
