Es una de las principales referentes del vino de la Argentina. La sommelier Agustina de Alba ha logrado cautivar con su frescura y espontaneidad al momento de hablar de vinos y de la industria vitivinícola. Ahora quedó seleccionada entre las mejores cinco comunicadoras del vino del mundo.
En 2008, con apenas 20 años, fue elegida “Mejor sommelier de Argentina”. En 2012 volvió a ganar el concurso nacional y durante los siguientes diez años trabajó como sommelier en importantes restaurantes alrededor del mundo. Pero sus fervientes ganas de educar y acercar el vino a la gente con sus charlas, cursos y su presencia en las redes sociales, la llevó a estar entre las mejores comunicadoras del vino, una distinción que le da la oportunidad de representar a nuestro país en la gran final de la IWSC Wine Comunicator en octubre próximo.
En esta entrevista, Agustina de Alba nos habla de su vocación y del universo maravilloso del vino.
– Sos una referencia para muchos en el mundo del vino. Tu forma de comunicar ha inspirado a todas las generaciones. ¿Qué significa para vos este reconocimiento de estar entre las 5 mejores comunicadoras del vino del mundo?
– ¡Gracias! Es un honor que me digas esto. Para mí significa reforzar el camino que elegí y por el cual doy mi vida. Es mi pasión acercar el vino a la gente, y siento que esto es un reconocimiento. Reafirma eso, y por otro lado es un amplificador porque da a conocer mi trabajo a mucha gente que no me conoce todavía.
– Vos empezaste de muy chica a vincularte con el vino. ¿Qué fue lo que te enamoró de esta profesión?
– Siempre me preguntan cómo descubrí este mundo. La realidad es que fue casi por casualidad, o fue el destino o la suerte. Hoy puedo decir que fue mágico. Tenía quince años cuando mis papás se separaron, y mi viejo, Marcelo, me dijo, “bueno hija, se vienen nuestras primeras vacaciones solos”. A mí no me gustaba nada la idea, así que él, con muy buena onda, me dijo: “Elegí un lugar en el mundo a donde quieras ir”. Y yo, sin dudarlo, le dije, “Mendoza”. Y él me respondió: “¿Estás segura? ¿No preferís Brasil, Estados Unidos, que nos vayamos afuera?”. Mi respuesta fue otra vez sin dudar: “Yo quiero ir a Mendoza”.
La verdad es que estaba completamente enamorada de un chico del colegio varios años mayor. En un recreo, escuché que planeaba irse de vacaciones con sus amigos a Mendoza y esa fue la motivación. La parte más loca es que yo no sabía cuándo ni a qué parte de Mendoza iba a ir él, pero estaba segura de que me lo iba a encontrar. Lamentablemente eso no sucedió. En cambio, en ese viaje me enamoré del vino.
– ¿Qué recordás de esas vacaciones?
– Mi papá nunca tomó vino y había contratado excursiones de turismo aventura, cosas como rafting, cabalgatas o rappel. El primer día, apenas llegamos a Mendoza, nos cancelaron una excursión –habían tenido un problema con el guía– y en su lugar nos ofrecieron una visita al Museo de Felipe Rutini, de Bodega La Rural. Mi papá respondió con un rotundo “no”, pues él prefería dormir la siesta en
el hotel.. pero yo insistí. “Estamos en la tierra del vino, tenemos que ir”, pensé. Me acompañó a la bodega, me esperó en la puerta, y no sé bien por qué, entré al tour en portugués. “¿Você fala português?”, me decían. Recuerdo ese primer contacto, entrar a esa bodega y sentir… amor. Así de cursi, piel de gallina, lágrimas de emoción. Probamos vinos y cuando salí, le dije a mi papá, “ya sé lo que quiero para mi vida: hablar de vinos, viajar por el mundo y conocer gente”. Hasta ese momento, yo no sabía que existía la carrera de sommelier. Después terminamos cambiando un día de cabalgata por la visita a otra bodega y hasta extendimos la vuelta para seguir recorriendo bodegas. Puro amor de padre, porque mi papá hasta el día de hoy no toma vino.
– Ahora estamos viviendo un momento muy especial. Nuevas bodegas, un público curioso… ¿en qué crees que consiste esa búsqueda?
– En los últimos años se viene dando un proceso de democratización en lo que respecta a la difusión del vino. Ahora se piensa en una comunicación más cercana al consumidor, antes era más de nicho, pensada para entendidos. Paralelamente, se han dado importantes cambios en los consumidores. El vino está de moda y eso está buenísimo. Cada vez hay más bares de vinos por ejemplo y la gente está muy abierta a conocer y profundizar en esa experiencia. Una cosa va de la mano de la otra, y lo cierto es que el vino salió del nicho y eso es lo mejor que nos puede pasar.
– ¿Cuál es la nueva tendencia en vinos?
– Hay una tendencia a nivel mundial sobre los vinos de mínima intervención, proyectos y personas con un compromiso por el cuidado de la tierra y la biodiversidad. También los vinos con identidad, aquellos que al beberlos te transportan al lugar de donde vienen y a la mirada e interpretación de quien los hace. Como resultado de esto, la tendencia en cuanto a estilo son los vinos vivos, ágiles, frescos, con energía y pureza.
El 19 de octubre de 2023 será una gran fecha para Agustina. Estará representando a la Argentina en la IWSC (Wine Communicator Thropy) en la gran final a celebrarse en Roundhouse, Londres.
Por Silvina Baldino
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