A lo largo y a lo ancho de la provincia, esta nueva propuesta de turismo enológico invita a disfrutar del paisaje y maridarlos con los mejores exponentes de la región.
Alberto Cortez y Ricardo Nervi dieron vida a “La Pampa es un viejo mar”, canción que literalmente se convirtió en un emblema de toda la provincia. Entre sus estrofas, permite desentrañar los secretos de una tierra tan silenciosa como hermosa… De hecho, afirma: “La Pampa es de áspera piel, pero jugosa por dentro”.
Para quienes deseen redescubrir la magia de las tierras pampeanas, hay un camino ineludible, que además de sus paisajes permite conocer sus sabores, aquellos que brotan del suelo. Extendiéndose de norte a sur, y recorriendo cada rincón de la provincia, la Ruta del Vino es realmente un viaje de ida.
Abriendo caminos
La pandemia ocasionada por el Covid-19 fue un stop obligado no solo en la vida de las personas, sino también en diversas actividades, industrias… y proyectos, por supuesto, tal como lo era la Ruta del Vino pampeana. Lo cierto es que a medida que la normalidad fue asomando nuevamente, allá por el 2021, esta innovadora propuesta tomó el impulso que le faltaba gracias al turismo interno para convertirse en la realidad que es hoy.
Beneficiada con condiciones geográficas únicas, La Pampa tiene muy buenos varietales de, por ejemplo, Malbec, Tannat, Cabernet Franc y Bonarda. Pero además de la religiosa degustación, sus bodegas ofrecen a sus visitante la posibilidad de meterse en el corazón de los viñedos, participar de la cosecha y conocer bien de cerca las chacras donde se producen los frutales.
A lo largo y a lo ancho
Santa Rosa, la capital pampeana, marca el inicio de un recorrido inolvidable, y mucho tiene que ver en ello la bodega Quietud. Con una producción de más de 12.000 litros por año, lo que nació como un hobby de su dueño fue creciendo y evolucionando hasta recibir premios internacionales, pero sin perder el toque artesanal que tanto caracteriza a sus vinos. Entre buenos ejemplares de Pinot Noir, Bonarda, Malbec y Cabernet Franc, abre sus puertas para que los visitantes puedan degustarlos, y también recorrer sus viñedos e instalaciones.
A poco más de 100 kilómetros, combinando las rutas nacionales 35 y 152, se encuentra la segunda parada obligada del itinerario, General Acha. Allí, desde 2015 espera la bodega Estilo 152, sueño de cinco amigos que gracias a la impronta de todas las personas que participan en su elaboración y sus historias, crearon un vino con estilo propio. Entre tantos otros premios, su Malbec Reserva estrella fue condecorado en el Concurso Internacional “Vinus 2023”, por lo cual la visita y degustación a esta bodega boutique es impostergable.
En el extremo sudoeste de la provincia, con el río Colorado como fiel ladero, la ciudad de 25 de Mayo también se ha convertido en un punto estratégico del mapa enológico, y mucho tiene que ver la Bodega del Desierto. En sus orígenes en 2001, el proyecto comenzó con viñedos de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot, Syrah y Chardonnay, para dos años más tarde incursionar en Malbec, Pinot Noir, Sauvignon Blanc y Viognier. Si bien de momento no cuenta con visitas guiadas, sí es posible conocer sus destacados varietales a través de su página web.
Hacia el sur de la provincia, se ubica Gobernador Duval, que descansa sobre sobre los márgenes del norte del Río Colorado. Y desde 2005, Fincas de Duval, que nació como una chacra experimental de aceite de oliva y conservas artesanales, ahora también ofrece visitas guiadas por la bodega y sus viñedos de Chardonnay, Cabernet Franc, Malbec y Cabernet Sauvignon. Su producto estrella es “Lejanía”, etiqueta insignia de la bodega.
Es necesario destacar que la Ruta pampeana se encuentra en plena expansión, con viñedos en las localidades de Pichi Huinca, Winifreda, Telén y Caleufú; vides de Catena Zapata y de Familia Cassone en Casa de Piedra; y el Ente Provincial del Río Colorado que elabora vinos de la marca Planicie, a los que se irán sumando próximamente viñedos que aún se encuentran en proyecto. Sí, un camino que se continúa abriendo y una historia que aún se sigue escribiendo.
Por Christian Ali Bravo
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