Ubicada a orillas del Río Negro, este proyecto que nació del sueño de Ernesto y María Inés, es pionero en la elaboración de sidra. Mariana, su hija y quien continúa a cargo del legado familiar, nos cuenta la historia de Pülku.
Hay que ubicarse En Villa Regina, en el Alto Valle de Río Negro, para comenzar a transitar la historia de Pülku, que nació como el sueño de un matrimonio, y que con los años se convirtió en pionera en su rubro.
Con el gran hito de, por ejemplo, ser los primeros en elaborar sidra de pera (entre tantos otros hitos), vale la pena recorrer sus inicios y cómo fue creciendo a lo largo del tiempo. Quién mejor que Mariana, hija de Ernesto y María Inés, y quien hoy está a cargo del proyecto, para conocer Pülku, la bodega de sidra que marca tendencia en el país.
Un sueño hecho realidad
“Pülku nace en 2010, como un proyecto de mis padres, del resultado de toda una vida profesional: mi papá es Ingeniero agrónomo y mi mamá Ingeniera química. Nosotros somos oriundos de Bariloche y en 2010 mis papás tomas la decisión de tener su propio proyecto. Así es que venden la casa donde vivíamos para comprar una chacra de peras y manzanas en Villa Regina, en el Alto Valle de Río Negro”, revela Mariana.
Claro que sus padres tenían en mente un proyecto grande e innovador: “Ellos no quería cultivar solo el fruto sino que querían agregar valor. Y tras una visita a mi hermana que vivía en Irlanda, donde conocieron la sidra de pera, y recorrer las regiones sidreras de Europa, decidieron volver con la idea ya tomada de hacer una sidra de calidad envasada en origen. De pensar las sidra como un vino”.
“Así fue como a su regreso -agrega Mariana-, y en una casita de adobe de 35 metros cuadrados armaron la primera fábrica de Pülku, ya para 2011 sacar las primeras mil botellas de manzana dulce y manzana seca. Todas son sidras con mínima intervención, con frutas muy cuidadas, con bajo nivel de conservantes y bajo nivel de azúcar”.
Proyecto pionero
“Sí, fuimos los primeros en hacer sidra de pera en Argentina”, afirma con orgullo Mariana. Eso sí: no todo fue fácil. “Mis viejos al principio se encontraron con que en el código alimentario no existía la sidra de pera, entonces no pudieron salir con ese producto desde el inicio. En 2013 recién pudieron sacarla al mercado, acorde a las reglamentaciones vigentes. Y así fuimos los primeros en hacer sidra de pera en la Argentina. Pero creo que también es importante remarcar que fuimos los primeros en repensar la sidra, y en hace sidra de sauco, sidra de frambuesa, sidra seca, en usar tapa corona. Creo que eso marca el espíritu innovador de Pülku”.
De hecho, a lo largo de los años, ese no sería el único momento bisagra que viviría la bodega: “Quienes comenzaron con el proyecto fueron mis viejos: Ernesto Barrera y María Inés Caparrós. Luego vivimos una situación financiera muy difícil, porque en 2017 se incendia la chacra donde cultivaban la fruta. Y luego en 2018, fallece mi viejo, y nos encontramos ante una situación que no sabíamos que hacer. En un principio intentamos vender la chacra, pero no se podía porque estaba incendiada y la fábrica a mitad de construcción… Y así fue como finalmente dije “lo acomodo un poquitito y lo vendo”, pero acá estoy, siendo el alma mater de Pülku. Un poco me apropié del proyecto de mis viejos. Mi mamá sigue ayudándome en su rol de maestra sidrera, y también están Enrique y Estefy que nos ayudan a pensar la sidra”.
Para todos los gustos
Ante la pregunta, Mariana sonríe y revela: “Hoy elaboramos un montón de sidras, ja. Tenemos 14 variedades de sidra, como por ejemplo manzana dulce, manzana seca, sauco, pera, y hasta una sidra asturiana, sin azúcar y sin gas. Esto sin contar las colaboraciones que tenemos con algunos cliente, como por ejemplo la sidra con vermut rojo y con vermut blanco”.
“Lo que hace a Pülku diferente son don factores: la innovación y la calidad -confirma Mariana-. Esto de proponer y crear es algo intrínseco de la marca, es la parte que más nos gusta. El espíritu de crear y proponer es un sello”.
Por Christian Ali Bravo
