Esta práctica de origen japonés se basa en dejar que la sanación que provoca el contacto profundo con los árboles entre en sintonía con nuestra alma. Algo tan simple como escuchar el sonido de un río, el silbido del viento, respirar aire puro y caminar descalzo entre cientos de árboles, baja la ansiedad, reduce el stres y aporta armonía al cuerpo, mente y espíritu.
Los efectos de esta práctica duran hasta 30 días en el cuerpo y provocan respuestas emocionales profundas hacia la naturaleza, un diálogo silencioso y necesario en los tiempos que corren.
En tiempos de pospandemia, esta práctica comenzó a implementarse en varias partes del mundo, incluída la Argentina. Muchos lugares son propensos y ofrecen este servicio, que si bien son caminatas libres, en grupo o individuales, la función del guía es facilitar la conexión entre la persona y la naturaleza.

Beneficios para la salud
Especialistas de la Association of Nature and Forest Therapy Guides publicaron estudios que demuestran los beneficios físicos y psicológicos de esta terapia natural. Se destaca la reducción de la presión arterial, el fortalecimiento del sistema inmunológico y una baja sensible en las hormonas relacionadas al estrés. También alivia el insomnio y contribuye a prevenir enfermedades prevalentes derivadas del estrés, como el estrés severo o burnout, cáncer, depresión, diabetes, obesidad, cardiovasculares, ictus, entre otras.