Con un local en Paternal y un punto de venta en Chacarita, Tita La Vedette marca tendencia en el rubro gastronómico. Te invitamos a repasar su historia a través de una de las emprendedoras que le dio vida a esta innovadora propuesta.
Con innegables orígenes italianos, la pasta ha sabido transformarse en un clásico bien argento. Aquellos inmigrantes que llegaron con las valijas llenas de sueños y recetas, supieron ganarse el corazón de este suelo a través de sus sabores. Sabores que con el tiempo se fueron transformando, fusionando, evolucionando.
Tal es así como el día de hoy Tita La Vedette ostenta el galardón de ser la primera fábrica de pastas 100% plant based de Buenos Aires. Mena, una de las emprendedoras detrás del proyecto, nos cuenta en primera persona cómo nació esta innovadora propuesta vegana.
Todo arrancó en pandemia…
Como siempre, la necesidad suele ser la madre de todas las ideas… Y en estos tiempos que corren, la pandemia puede decirse que fue el impulso para que muchas personas emprendieran. Mena no fue la excepción: “Venía trabajando en televisión y medios, pero la pandemia me dejo encerrada. Así que ahí surgieron las ganas de hacer algo diferente, algo que me diera placer. La respuesta inmediata fue la comida. Siempre me gustó conocer lugares nuevos, propuestas diferentes, y además, viniendo de familia de gastronómicos, quise hacer algo diferente, colorido, lúdico, que sea vegetariano y vegano”.
En este punto hay una aparición clave, para que Tita sea lo que es hoy: una fábrica de pastas 100% plant based. “Por una amiga en común conocí a Ine, que era influencer vegana. Nos juntamos y enseguida congeniamos con la idea pero me puso una sola condición… Que sea una propuesta vegana. Para mí era desafiante, pero me atrajo porque era realmente algo nuevo”. Con el local ya alquilado, literalmente, Ine y Mena pusieron las manos en la pasta.
El 5 de abril de 2022 abrió las puertas el local de Chacarita, ubicado en Bonpland 850 con no más de 10 metros cuadrados de extensión. Su estreno no pudo ser mejor: “Teníamos un frezzer lleno de pastas y lo vendimos todo en menos de cuatro horas. No esperábamos ese nivel de gente, pero ahí supimos que teníamos algo especial. A partir de esto, el crecimiento fue exponencial”.
Y llegó el momento de expandirse
Con el local de Chacarita que solo expendía pastas para llevar convertido en un verdadero boom, llegó el momento de contratar más personas para dar abasto a la demanda cada vez más grande por parte del público. Y así Tita también fue forjando su identidad: “Se volvió un proyecto femenino, ya que sumamos al equipo chicas, y chiques trans. El primer año y medio nos la pasamos adentro del local literalmente, de lunes a lunes, más de 15 horas por día. Todo a pulmón y autogestionado”.
Es que no solo las personas veganas se tentaron con sus pastas, sino el público en general: “A Tita viene a comprar gente que el día anterior se comió un asado. Y desde Tita asumimos la responsabilidad de llevar comida vegetal a casas donde siempre había comida con derivados animales. Es una micro militancia que esta buenísima”.
Así, cada vez fueron sumando más adeptos y adeptas, hasta que un día llegó la propuesta que haría que Tita se expandiera a otras latitudes. Así lo cuenta Mena: “Dos chicos que venían a comprar pastas siempre nos hablaron de un local en La Paternal, y así se sumaron al proyecto. Si bien primero comenzó en julio de 2023 como fábrica de pastas, la idea siempre fue el de La Paternal sea el primer bodegón vegano, donde puedas comer un buen plato de fideos, tomarte un vinito, sentarte en la vereda a que te pegue el sol, venir con tu perro o en bici”. Para quien se haya tentado con ese planazo que ya es todo una realidad, anote: Paz Soldán 4993.
Nuevos horizontes
Y así como Mena reconoce que Tita “es un proyecto que nos hace muy felices, pero que nos hizo laburar como nunca”, también es cierto que los horizontes que se van abriendo cada vez son más. De hecho el local de Chacarita, que hoy se encuentra cerrado por refacciones, dejará ser solo de expendio para pasar a ser un lugar donde sentarse y comer un buen plato de trifunghi con queso crema de cajú.
“Si bien el local sigue siendo el mismo, se va a poder comer ahí. Será muy pequeño, una especie de local japonés donde puedas disfrutar de tu pastita al paso”. Sí, el lugar puede ser chico, pero el corazón es grande… como el amor que le ponen a todo lo que hacen en Tita.
Por Christian Ali Bravo.
