El sabor de lo ancestral puede caber en una simple cebolla. Cuando esa alquimia denominada “cocina francesa” decide hacer su magia y mediar entre esta hortaliza, el pan y el queso , el resultado es este plato es exquisito.
La historia le atribuye la difusión de la receta al rey Luis XV, quien -según de dónde vengan los dichos- o bien la creó volviendo de una cacería, cuando no encontró en su despensa más que cebollas, manteca y champaña, o bien tomó la idea del Duque de Lorena, quien probó la sopa en la región de Champagne y quedó maravillado.
De todos modos, como muchas preparaciones clásicas, la soupe à l’oignon fue alimento de las clases menos favorecidas gracias a los pocos ingredientes utilizados. Referencias múltiples que no distraen de un dato principal y plato a plato se ha vuelto un hecho innegable: esta sopa significa Francia.
Ingredientes
2 cebollas blancas
1 cebolla morada
1 cda de manteca
1 cdita de azúcar
1/2 vaso de vino blanco
750 cc de caldo de verduras (o de pollo o carne)
Tomillo
2 hojas de laurel
1 pan mediano
Queso gruyere
1 diente de ajo
Sal y pimienta
Preparación
1- Cortar las cebollas al medio y luego a lo largo, no demasiado finas, de más o menos 3 mm.
2- Llevar una olla a fuego fuerte y colocar la manteca. Cuando se haya derretido, agregar las cebollas y la cucharadita de azúcar. Remover por 1 minuto.
3- Bajar el fuego a mínimo, tapar y cocinar durante media hora. Revolver cada tanto, siempre a fuego bajo ya que las cebollas deben caramelizarse, ablandarse y tomar color.
4- Una vez logrado esto, agregar el vino. Subir el fuego a medio y remover unos minutos hasta que el alcohol evapore.
5- Agregar el caldo. Salpimentar a gusto. Sumar el tomillo (una cantidad mínima) y las hojas de laurel. Tapar la olla y cocer a fuego bajo unos 45 minutos.
6- Aparte, cortar el pan en rebanadas y llevarlas a horno hasta que estén doradas de ambos lados. Al sacar, frotar sobre ellas un diente de ajo. Reservar.
7- Una vez que esté la sopa, servirla en cazuelas individuales colocando las rodajas de pan en la superficie. Luego sumar una lluvia de gruyere rallado.
8- Llevar las cazuelas a horno o gratinador hasta que el queso se haya fundido y se dore. Servir bien caliente.
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