Por Gimena Bugallo.
Estas llanuras, que se asoman entre las montañas o las alturas, son depresiones de la superficie terrestre que se dan entre dos vertientes y pueden presentarse de forma inclinada y alargada.
A través de ellos, pueden circular las aguas o estacionarse los hielos y se forman por distintos motivos, entre ellos, la erosión gradual del curso fluvial, el viento o, inclusive, por los movimientos tectónicos.
Pueden presentarse en forma de V o en U, así como también distinguirse entre longitudinales y transversales. A continuación, te presentamos cinco valles de nuestro país que merecen la pena ser recorridos a través de sus senderos.
Valle de Uco, Mendoza
Un espacio de más de 17.000 kilómetros cuadrados que forma parte de los municipios de Tupungato, Tunuyán y San Carlos, pese a que su mayor extensión se concentra en el primero y al norte del río Tunuyán.Por sus características naturales, entre los que se destacan el clima y el suelo, este lugar está asociado a recorridos vinícolas producto de las amplias extensiones de viñedos que dan origen a muchos de los mejores vinos del país. Antiguamente, esta zona supo ser hogar y lugar de paso de distintos pueblos originarios, de hecho, la palabra “uco” proviene de aquel período dado que era el nombre de uno de los caciques. La belleza de este lugar es que presenta opciones para todos los gustos, con gran explotación turística y diversidad de actividades que van desde recorridos de aventura hasta religiosos, culturales o de conexión con la naturaleza.
Valle encantado, Río Negro
A orillas del Río Limay, a poco más de 60 km de San Carlos de Bariloche y dentro del Parque Nacional Nahuel Huapi, se encuentra este espacio fecundado por un aura particular, en profundo contacto con la naturaleza. Su flora radica en un sinfín de cipreses, álamos y sauces, que abrazan las aguas y se extienden a lo largo de todo el valle. Lo interesante de este lugar es que, gracias a la erosión producida por el viento, sus formaciones rocosas de origen volcánico simulan figuras que juegan con la imaginación de aquél que las visita. Se pueden ver animales, castillos, catedrales y figuras mitológicas contemplando las montañas y rocas. De hecho, algunas de ellas han sido bautizadas, como por ejemplo, “El dedo de Dios”. Aquí no está permitido acampar ni hacer fuego pero se pueden contratar excursiones a caballo o trekking.
Valles Calchaquíes, Salta
Estas yungas, que se asoman tanto al este como al norte de la provincia, suelen ser el punto de partida del famoso circuito Calchaquí que comprende rutas escénicas, pueblos históricos, gastronomía y bodegas. La visita a este Valle puede realizarse en cualquier momento del año pero recomiendan hacer uso de un vehículo propio o alquilarlo. Si bien se suele comenzar y terminar en la ciudad de Salta, dado que es un circuito circular, se puede combinar con destinos cercanos en Tucumán y Jujuy. Partiendo desde Salta a Cachi, uno puede visitar la Cuesta del Obispo, el Parque Nacional Los Cardones, la Quebrada de las Flechas, Cafayate, la Quebrada de las Conchas y el Valle de Lerma, entre otros puntos importantes.
Valle del Río Manso, Río Negro
Al sur del Parque Nacional Nahuel Huapi, a mitad de camino entre Bariloche y El Bolsón, aparece este lugar donde lagos y aguas cristalinas bañan el bosque andino. En este paraíso escondido, próximo a la Ruta 40, reina el silencio y el encanto, y se puede recorrer en auto, bicicleta o a pie. Aquí se puede acampar, hacer rafting, canotaje y senderismo, entre otras actividades, y es considerado uno de los pocos espacios vírgenes dado que la mano del hombre no ha modificado el ambiente. A pie uno puede acceder a El León, un pueblo vecino en la República de Chile, para aquellos que deseen cruzar la cordillera. La perfecta triple hermandad entre agua, tierra y aire donde reina la aventura que merece ser experimentada.
Valle de Calamuchita, Córdoba
Sumergido en las Sierras de Córdoba, dentro del departamento de Calamuchita, al suroeste de la ciudad, yace esta mágica zona que amalgama paisajes idílicos, arquitectura centroeuropea y una excelente gastronomía. El Valle se caracteriza por albergar grandes lagos en los cuales, los más aventureros y fanáticos de los deportes de agua, pueden practicar navegación a vela o motor, kitesurf, kayak y moto de agua. Además, cuenta con uno de los cerro más populares y preponderantes del país, el Cerro Champaquí, que con 2.790 metros de altura no sólo se convierte en el más alto de la provincia sino que se ha transformado en uno de los referentes nacionales del turismo aventura donde los visitantes hacen trekking, cabalgatas, travesías 4×4, rappel y escalada en roca.
